Tenemos la responsabilidad de detenernos y escucharnos
Tenemos la responsabilidad de detenernos y escucharnos
Llegó el golpe de la realidad. Tenía que entrar en la ecuación ese diagnóstico, ese susto, esa muerte inesperada, esa relación que no funcionó, esa pérdida de estabilidad económica para darte cuenta de que hasta ese punto habías vivido a medias. Que caminabas en un total desbalance porque la mayor parte de tu tiempo lo dedicabas a un puñado de cosas y tu persona caía en un tercer, cuarto o quinto plano. Que tu mundo se había ido reduciendo hasta el punto en que casi no lo reconocías y, lo que es más doloroso, ya no te veías en él.
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