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Diseñadoras salvadoreñas buscan mostrar la cara más amable de su país

Vestidos hechos a mano, piezas recicladas como bolsos, o desechos convertidos en collares y pantallas buscan su espacio en el mercado neoyorquino.

12 de agosto de 2017 - 11:55 AM

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Esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Por Ruth E. Hernández Beltrán

Un grupo de diseñadoras salvadoreñas ha unido la moda y la cultura para mostrar otra cara de su país, muy afectado por la violencia de las pandillas, con un proyecto que además beneficia a comunidades desfavorecidas.

"Women's of El Salvador" es una iniciativa que comenzó hace tres años para crear una marca colectiva que genere oportunidades de trabajo para diseñadoras, fabricantes y artesanos locales, explicó a Efe Marco Castro, director de la oficina comercial salvadoreña de Nueva York, donde nació la iniciativa.

Las quince diseñadoras que forman el grupo, que residen en El Salvador, visitan distintos países para presentar su iniciativa, como Alemania y Panamá, a donde viajaron este año.

"Son las 'millennial' que salieron del país. Estudiaron y regresaron a seguir trabajando, porque ahí están sus raíces y muchas retoman el concepto de su propia cultura y eso las hace diferentes como diseñadoras", dijo Castro.

Vestidos hechos a mano, piezas de columnas que antes sostuvieron casas coloniales convertidas ahora en hermosos "clutchs" o bolsos de mano, o desechos que han tomado forma de modernas pulseras, collares y pantallas; buscan su espacio en el mercado neoyorquino de la mano de las emprendedoras salvadoreñas.

Para Jacqueline Suriano, su trabajo como diseñadora de bolsos va de la mano con la responsabilidad de ayudar a jóvenes a no caer en pandillas, lo que le valió el año pasado el "Independent Handbag Designer Award" en un concurso Nueva York.

Parte de las ganancias de las ventas van al Programa Mundial de Alimentos de la ONU para ayudar a su país.

"Estamos transformando a los jóvenes con la educación para poderles dar un mejor futuro", dijo Suriano, y explicó que se les enseña a hacer pequeños complementos de moda para que vendan y generen ingresos, así como a pintar y tocar la guitarra, que ha llevado a "algunos a encontrar trabajo".

"Queremos enseñar lo bueno que tiene El Salvador (con el proyecto de diseñadoras), de que hay gente que quiere ayudar, de que estamos saliendo adelante, que no es solo la violencia", afirmó.

Su hermana María trabaja con material reciclado que es convertido en hermosas joyas por un grupo de mujeres con discapacidad auditiva y que complacida mostró a Efe.

"Esto es papel de revista, alambre eléctrico que revestimos de oro para que sea más bonito, papel de periódico y botellas plásticas que trabajamos para que no parezcan desechos", indicó Suriano, que participó junto al resto de diseñadoras en una feria en Nueva York.

"Con esta marca queremos crear conciencia con la moda porque capacitamos a mujeres con discapacidad auditiva, que trabajan a tiempo completo en mi taller y generan ingresos, a la vez que creamos conciencia ambiental", argumentó.

Los bolsos y las carteras de Estefani Cruz y Sofia Ávila, respectivamente, son piezas de arte confeccionadas a mano por artesanos.

Cada uno de los modelos de Cruz, que desde hace un año se venden en una tienda de Nueva York, tienen un mensaje positivo en la correa de hombro, como "la felicidad es un estado de la mente".

Ávila, mientras, convierte columnas y pilares de cedro de antiguas casas de El Salvador en hermosas carteras a las que coloca asas y adorna con piedras semipreciosas.

Por su parte, Milli Amantolli, sicóloga y diseñadora, presentó sus vestidos y túnicas hechos a mano, bordados y pintados por artesanos, así como lo que llama su "producto estrella", un kit de arte terapia textil, Mandala, que ya vende en esta ciudad.

La palabra "mandala" proviene del sánscrito y podría traducirse como "círculo sagrado", un arte milenario muy popular en la India, el Nepal y el Tíbet.

El kit incluye todas las piezas para construir un cojín, patrones y adornos circulares de brillantes tejidos hechos también por artesanos (bataneros que hacen una forma de tejido ancestral), según la diseñadora.

La sicóloga apuntó que el propósito de este Mandala es el manejo del estrés para diversos problemas y el desarrollo creativo.

De acuerdo con Amantolli, sus productos "buscan retomar los orígenes. Al regresar a lo artesanal en familia, en comunidad, vamos a poder construir una cultura de paz". EFEUSA

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