"En unos meses, cuando me lo ponga, sé que me habré salvado del cinismo, me llenaré de fe y caminaré hacia el amor, desde el amor propio y la libertad de ser que esa tela protegerá"
"En unos meses, cuando me lo ponga, sé que me habré salvado del cinismo, me llenaré de fe y caminaré hacia el amor, desde el amor propio y la libertad de ser que esa tela protegerá"
Nunca jugué a la boda cuando pequeña. Nunca fui niña de los anillos o de las flores en ninguna boda y, sólo una vez fui dama en mi temprana adultez, con pésimos resultados. En aquella ocasión, el traje de dama era muy feo, me quedaba fatal -un corte sirena que agrandaba mi trasero más de lo necesario- y la boda acabó como el rosario de la aurora, seguida de un divorcio pocos años después.
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